CMLP XXI PROMOCION
  21 NOVIEMBRE 2012
 

21 DE NOVIEMBRE DE 2012

MISA ANUAL VEINTIUNICA

























 

Hermanos:

Unas décadas atrás, cuando éramos casi unos niños jugando al rol de mandar, jamás pudimos imaginar que aquellos tres años pasados tras los fríos muros del Colegio Militar marcarían nuestras vidas para siempre y mucho más.

No siempre seguíamos la disciplina que nos inculcaban monitores y oficiales, en consecuencia fue natural hacer amigos, como también “enemigos”. Que mas daba al fin, pensábamos, tres años pasarían rápido, seríamos luego dueños de nuestras propias vidas y todo aquello quedaría como un vago recuerdo en nuestras mentes.

Afortunadamente, en el colegio también encontramos a quienes nos enseñaron a seguir la palabra de Dios, aprendimos a amar al prójimo como a nosotros mismos y a perdonar a quienes nos ofendieron.

Poco después, al reencontrarnos con los que nos habían hecho pasar algunos malos ratos, nos dimos cuenta que Cristo Nuestro Señor, nos había hecho comprender que aquellos solo cumplieron con su deber, el cual fundamentalmente era hacernos buenos cadetes y que mas tarde fuéramos hombres de bien.

A partir de ahí cambiaron nuestros sentimientos, empezamos a sentir por nuestros antiguos oficiales un respeto paternal, a considerar a los que fueron nuestros cadetes superiores como hermanos mayores y por supuesto a nuestros compañeros como verdaderos hermanos de sangre.

El ciclo de la vida empezó a cerrarse y Dios quiso llevar a su lado, a los mas buenos primero, uno a uno hemos llorando la partida de nuestros queridos amigos; el fin de semana último despedimos a Jorge Valdivieso y hoy nos toca hacer lo mismo con quien fuera nuestro Teniente, Hugo Rosado. Todos ellos se encuentran siempre presentes en nuestras mentes y corazones.

Semanas atrás, luego de dar el adiós a nuestro hermano Adrián Vargas, pensamos sobre quien sería el último veintiúnico en dejar este mundo, seguro que nadie quisiera serlo, pues no estarán a su lado los compañeros de toda la vida para despedirlo y realmente quedamos preocupados.

Sin embargo esta noche al ver en el templo a tantos hermanos leonciopradinos de otras promociones, nuestro pensamiento es diferente. Tenemos la seguridad de que quien fuera el último de cualquier promoción en acudir al encuentro con Nuestro Señor, no estará solo, no sentirá frío, a su lado estarán buenos hombres y el no verá uniformes, no verá camisetas de colores, ni números romanos, pero si sentirá el calor de aquella antorcha que lleva todo leonciopradino en el propio corazón.

Deseo agradecer en nombre del Consejo Directivo de la Vigésima Primera Promoción del Colegio Militar Leoncio Prado, vuestra gentil asistencia a nuestra tradicional misa anual y el homenaje que hemos rendido a nuestros superiores y compañeros fallecidos. Estoy seguro de que ellos, que nos están contemplando desde el cielo, desearán que la tristeza quede atrás, pues saben que siempre estarán en nuestro recuerdo. Que debemos volver la mirada hacia quienes están vivos, a quienes nos necesitan, a los hermanos que no andan bien de salud, a nuestros familiares, a nuestros amigos... y seguir viviendo con optimismo, paz y alegría en nuestros corazones.

Agradecer especialmente a quienes colaboraron de diversas formas para llevar a cabo esta significativa reunión. Sería extenso leer nombre por nombre, por lo que solo mencionaré a quien hoy representa a estos hermanos veintiúnicos.

Señores... nuestro compañero, el R.P. Walter Olivera Sánchez, para quien pido un fuerte aplauso leonciopradino.

Invito a todos los presentes, a realizar el brindis de honor acostumbrado, dejando a nuestro hermano Fernando Holguín que continúe con el siguiente paso de la ceremonia.

Gracias otra vez.


José Carlos Hinojosa Bisso

 
 
   
 
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