CMLP XXI PROMOCION
  CERTAMEN C 2012
 
CERTAMEN CULTURAL 2012 - CAT. III
TANTATA PAPAY
Por: Oscar Pineda Cortijo
Narración ganadora de la medalla de oro
Tiempos de terrorismo en el Perú, un oficial policíal llegaba a una de las provincias declaradas en estado de emergencia,  apenas preparado para esa tarea, sólo con su revólver y con el temor latente de ser víctima de los terroristas, antes de llegar  a su destino, maravillado con los paisajes que estaba apreciando, se puso a componer una canción  que finalmente después de algún tiempo quedó así:  
A Andahuaylas estoy llegando, hermoso valle voy divisando, desde “Pacucha”  hasta san “Gechu” y Talavera bello Andahuaylas, a todos vas preguntando de donde vengo qué es lo que hago, si gano plata, soy  pampinito para quererte, con todo el alma Andahuaylina (bis), recuerda pues Andahuaylas, que yo he venido para servirte, a mí me llaman Oscarcha, Tirajaya  pa mis amigos (bis).
Al llegar, su Jefe el criollo Dancur  lo asignó al Departamento Anti terrorista, diciendo que Oscarcha  combata a sus paisanos los “Terrucos”.
Oscarcha y sus compañeros, se dedicaban a la búsqueda infructuosa de terroristas, encontrando sólo borracheras en “San Gechu” y  mujeres bonitas en Talavera La Reyna, lugares donde   cantaban, para enamorar a sus ocasionales acompañantes, conocidas como las “firulays”, a quienes llamaba ogge ñahuichas, ojitos verdes o de capulí.
Un domingo el Jefe Dancur, estando en una fiesta, llamó a Oscarcha y le dijo: Tienes que ir a la oficina el Jefe Máximo, nos ha puesto a disposición al Jefe Político Militar de todos los terrucos de esta región, ya ha declarado todos sus delitos, así que no hay  más que hacer el atestado policial, cursarlo al Juez para que lo refundan en la cárcel.
Oscarcha y su personal, molestos se fueron  a la Oficina, encontrando que el detenido  era un tal  Valentín QUISPE, quien se encontraba muy mal herido, motivo por el que increpó  al Oficial de Servicio por haberlo recibido en esa condición, llevándolo de inmediato al Hospital.  el Médico les dijo,  no sé lo que hizo este hombre, pero hay que ser tan  inhumano para haberlo dejado en estas condiciones, le daré los primeros auxilios y si vive hasta mañana, ya veremos qué operaciones le hacemos, a lo que Oscarcha respondió nosotros no le hicimos nada, así nos lo entregaron, dicen que es “terruco”, ya traeremos al Fiscal o al mismo Juez para tomarle una declaración sobre lo que ha pasado, el médico respondió, vean lo que hacen, lo que es yo no me responsabilizo de nada, registraré en su historia clínica las condiciones en las cuales lo trajeron y si se muere será problema de ustedes.
Milagrosamente y luego de varias operaciones, Valentín se mejoró y fue trasladado a la Dependencia Policial, adecuando Oscarcha un ambiente como celda para Valentín,  surgiendo cierta amistad entre ellos; pero Valentín continuaba negando ser autor de delito alguno, afirmando que toda la declaración firmada  ente sus captores fue forzada y que bajo esas circunstancias cualquiera habría dicho ser el Papa o el mismísimo Jesucristo, y que todo era producto de acusaciones de sus enemigos, con quienes tiene juicios por tierras.
En vísperas de la navidad, Oscarcha luego de haber tomado licor con sus amigos, ingresa a la celda de Valentín  y lo encuentra leyendo el libro que le prestó “La Ciudad de los Perros” y le dice,  sabes qué día es hoy?, naturalmente nosotros también sabemos del nacimiento del niño Dios, así que  Oscarcha le invita hidromiel (licor de miel) y beben ambos, luego  le dice : Hoy leí en los periódicos que en Ayacucho a una tal Edith, una mocosa terruca, están haciéndola ver como heroína y hasta una canción han compuesto para ella, a lo que Valentín ya un tanto ebrio contestó :  Si esa mocosa por lo que ha hecho es héroe, que ya pues seré yo, de inmediato Oscarcha replicó : Por eso Valentín ya es tiempo que digas la verdad y te des el lugar que te mereces, igual nomás te sentenciaran por todo lo que dicen que hiciste y pasarás a la historia como un don nadie. Esa noche Valentín  declaró todos sus delitos cometidos en nombre de su “revolución”; Oscarcha informó a su Jefe e  hicieron firmar dicha declaración al Fiscal, que como era su costumbre solicitó algo a cambio.
Con apoyo del Máximo Jefe, viajaron en helicópteros y en poco tiempo lograron todas las pruebas y evidencias suficientes para demostrar 24 atentados terroristas, muertes y ejecuciones diversas en toda la Región, capturando a sus cómplices y en las chacras de Valentín, al opa Antanco, quien tenía escondido bajo tierra, muchas armas y hasta dinamita, surgiendo el siguiente diálogo en quechua entre Antanco y Valentín : “Ya ves Valentín, siempre me has dicho, opa eres, no pasa nada, no pasa nada  y ahora quién es más opa, ya estás detenido y qué va ser de mí y mi “Chiuchi Macariucha”(mi hijito Macario) y sollozando se quejaba ¡¡¡hayayayy!!!  ¡¡¡hayayayayy!!! y abrazando a su hijito de 7 añitos, lloraba diciendo, todos me dicen opa,  seguro opa seré, hasta tu madre por opa me dejó, pero tú así opa siempre me has querido y me has respetado, hay Diosito lindo porque me haces esto, seguro que para ti también opa seré y por eso me estas castigando, ¡¡¡hayayay!!!, ¡¡¡hayayay!!!. Oscarcha quechua hablante entendió todo, se conmovió y les dijo,  no se preocupen a Macariucha lo  llevaremos  también,  aquí en esta chacra lejana, tarde o temprano moriría de hambre, de frío y de pena.
En Andahuaylas por gestión de Oscarcha, “Macariucha” fue alojado en la casa de una buena cristiana, donde lo atendían bien, pero todos los días iba a ver a su padre y no perdía ocasión de hablar y  juguetear con Oscarcha y a viva voz le decía : ¿Tantata papay? ¿Tantata papay? (implorar, pedir pan a su papá), en la sierra del Perú decir papá o papay es también sinónimo de respeto y afecto hacia una persona mayor y también  porque Oscarcha así lo había acostumbrado, en ocasiones le daba caramelos y hasta sus primeros zapatos de jebe le compró; sus compañeros policías se burlaban de él y le decían ahí viene tu hijo, por qué no lo reconoces si es igualito a ti, él reía y decía yo no soy como ustedes que riegan hijos por todas partes, soy ratón de un solo hueco y mis hijos están en Lima.
Valentín y sus cómplices, incluido “Antanco”, fueron internados en la cárcel y se dio inicio al proceso judicial, pero antes Valentín le dijo a Huascar, ya debes sentirte triunfador y feliz, me fregaste, la declaración me la tomaste cuando estábamos borrachos, el Fiscal no estuvo presente, me jugaste sucio ya las pagarás, a lo que Oscarcha contestó : No me amenaces, sólo cumplí con mi trabajo, Yo estoy del lado de la ley y tú estás en  contra de ella, tienes que responder ante la justicia por todo lo que hiciste.
Continuando el proceso judicial, llegó la esposa y familiares de Valentín y se hicieron cargo de Macariucha, pero él siempre buscaba a Oscarcha y al encontrarlo exclamaba ¡¡¡TANTATA PAPAY!!!, se abrazaban, jugaban un rato y se iba muy feliz, dando saltitos,  llevando consigo su tesoro,  algunos panes chapla y caramelos.
Un domingo, luego de una noche de Fiesta por la zona del río “Chumbao”, Oscarcha retornaba a su cuarto,  sin más compañía que su borrachera y la  tristeza de su soledad, estando cerca del lugar donde vivía,  se encuentra con “Macariucha” quien lo abraza y le dice ¿TANTATA PAPAY?, entran  a una tiendita de la zona, le compra unos panes para “Macariucha” y pide una cerveza para él,  como no había,  tomó una botella de aguardiente, con unos campesinos que estaban en el lugar,  se sentó en una banca, se recostó en la mesa y se quedó profundamente dormido, por lo que Macariucha le  jala y le dice “ricchariy, ricchariy papay” (despiértate, despiértate papá),  “jacuchic” “jacuchic” (vamos ya, vamos ya),  como no despertaba, luego de varios intentos, se sentó y acurrucándose a su lado  también se durmió,  los campesinos  desaparecieron y luego, sonó una gran explosión, volando en pedazos toda la tiendita y sus ocupantes, llegó la policía y los bomberos, y por orden del Juez procedieron a recoger los restos humanos que estaban entre los escombros, hallando uno de los policías, el cuerpito de una niño y una mano amputada de un adulto con una sortija de oro, con las iniciales del CMLP, entonces el policía se puso a gritar : ¡¡¡mataron a Oscarcha!!!,  ¡¡¡mataron a Oscarcha!!!, esta sortija es de él y el niño debe ser “Tantata Papay”, lloraban los policías y hasta el Juez se secaba las lágrimas, y cuando se retiraban del lugar muy compungidos, llevándose los restos humanos del dantesco hallazgo,,  a  lo lejos se  escuchaba las melodías tristes de la mulisa que decía : ”Justicia, justicia no hay en la tierra, justiciaaaa, justicia sólo en el cielo, donde no hay ricos ni pobres”.
CUMPLIENDO CON EL DEBER
Por: Eduardo Del Aguila Horna
Narración ganadora de la medalla de bronce
 
Era un viernes de Mayo de 1992, estaba sentado, pensando como pasar ese sábado chico y las previsiones para no encontrarme en medio de la violencia terrorista que azotaba el Perú. Como periodista había sido testigo de algún acto violento de sendero luminoso, llegando a cubrir la noticia, en un escenario de  restos humanos y materiales.
El sonido del teléfono me trajo a la realidad, el jefe de redacción del diario en que trabajaba había conseguido que se hiciera un reportaje de las actividades diarias del personal militar en Ayacucho. Con voz grave su orden fue, mañana temprano debes estar en la Aviación del Ejercito.
Me encontraba sentado en un avión militar de carga, entre familiares, paquetes personales, maletas y carga para el “rincón de los muertos”; me sentía como un intruso, mi chaleco de periodista y la cámara delataba mi oficio. La mueca de preocupación en los rostros  de los pasajeros también delataba su relación personal con algún militar que cumplía su servicio en esta zona de emergencia. Llegar al aeropuerto era llegar a una zona de guerra, uniformes camuflados de soldados y policías, vehículos artillados y seguridad por todos lados nos hacia sentir el peligro.
En el Puesto de Comando, recibí las atenciones del caso, al día siguiente saldríamos en un helicóptero a visitar una Base Contraterrorista. Caminando entre la oficina del oficial de logística y el de relaciones publicas me entere que ese día habían emboscado a una patrulla con el saldo negativo de siete muertos entre un oficial y soldados; no habría velatorios para no influir negativamente en el personal militar, los cadáveres se colocarían en sus respectivos ataúdes los cuales debían ser cubiertos por un forro de tela para ser trasladados a sus lugares de residencia. Al día siguiente al entrar a la oficina del estado mayor me tropecé con dos ataúdes que bien embalados estaban listos para partir, al desplazarme hacia el aeropuerto pude observar otros tres ataúdes en un vehículo militar que se dirigiría a un distrito cercano a la ciudad de Huamanga. En ese momento todos trabajaban como una gran agencia funeraria sin descuidar  otras actividades propias de su función. En el aeropuerto mientras esperaba partir hacia la base programada, me cruce con una patrulla que se embarcaba en un helicóptero; el jefe de patrulla tenia como seudónimo el nombre felino de Jaguar Tres y se despidió levantando el brazo  con una sonrisa que premonitoriamente quedo grabada en mi mente y en mi cámara fotográfica. Dos horas después conoceríamos una mala noticia, el Jaguar Tres, oficial espigado con un  metro ochentaicinco había sido identificado como el jefe de patrulla por los senderistas, muriendo trágicamente con una bala en el cerebro. 
Por fin estaba en el aire en un helicóptero del Ejército que tiene como chapa el “pato”, en mi mente estaban los momentos vividos,  parecía que había pasado una semana. Desde el aire se veían los pequeños poblados con sus plazas e iglesias  y las Bases con sus helipuertos bien marcados de color blanco y sus puestos de vigilancia. Llegamos a una zona donde los ronderos se aproximaron para saludar a las autoridades militares y también para plantear sus problemas de falta de munición para sus escopetas.  Estos peruanos diariamente ponen en juego sus vidas  en los rincones del Perú para participar en la búsqueda  de la paz.
Al llegar a la Base observe que había sido construida con una mescla de materIial con adobe, la cuadra de tropa con su techo de baja altura permitía ajustadamente ingresar a ella, en donde camarotes angostos con precarios colchones, llamaban a gritos a sus combatientes para el descanso, que pocas veces llegaba. En la cocina sobresalía un gran cuchillo y cucharones en medio de una paila negra prolijamente limpia; todo era tan rustico que me preguntaba qué fuerza moral tienen estos  jóvenes para que cada día luchen por una paz que después la propia sociedad malamente los juzgaría. Encontramos un herido que debía ser evacuado a una posta médica cercana, fue instalado en una camilla en medio del helicóptero, estando cerca a  él me dieron la misión de sostener el suero que lo tenía conectado a la vida. Partimos  y en treinta minutos termino mi misión de ayudar a salvar la vida de un  combatiente.
Seguimos volando entre los picachos de los andes, observando los puquiales y los arbustos llamados las puyas de Raimondi; debido a los fuertes vientos que soplan en la tarde, el  helicóptero ruso de majestuosa figura se bamboleaba como una hoja de papel.
El vuelo  transcurría en silencio, todos los uniformados aprovechaban para tomarse un pequeño descanso o para simular tranquilidad o simplemente el soñar de estar en el hogar con los seres queridos. De pronto observe que un humo negro ingresaba al interior de la cabina, todos se percataron de esta irregularidad, nos mirábamos y seguramente cada uno pensó en segundos si había llegado la hora de partir a otro mundo donde reina la paz; el poco aire puro que ingresaba al interior del helicóptero era racionalmente compartido. El piloto serenamente y demostrando su profesionalismo hizo un aterrizaje de emergencia, rápidamente evacuamos la nave; en tierra todos nos miramos sonrientes.
Pasaron treinta minutos y se aproximo una columna de vehículos militares que nos recogió para continuar con nuestro viaje de retorno hacia el Puesto de Comando. Nuestro desplazamiento terrestre por una zona peligrosa era un desafío  a la emboscada criminal de los sembradores del terror. Al término del día llegamos y todos se despidieron con toda normalidad, la vida continuaba como si nada hubiera pasado.
En mi alojamiento me tendí en la cama y mirando un crucifijo no pude contener las lagrimas  y pensé de que están hechos los uniformados que hoy día  con todos los inconvenientes que se habían presentado  cumplieron con su deber.
 
RECUERDO VIVIENTE
Por: Gerardo Félix Gonzales
Poesía ganadora de la medalla de plata
 
Que éramos adolescentes
jugando al rol de mandar,
del Colegio Militar
tengo el recuerdo viviente.

Ya marzo estaba a acabar
significaba el ingreso
a nuestro nuevo colegio
el Colegio Militar.
A ver Cadete… ¡A marchar!
¡Disciplina en todo el frente!
rugía nuestro teniente
con pasmosa letanía,
pienso que no comprendía
que éramos adolescentes.

Despertábamos con Diana
que no era chica coqueta,
era mas bien la corneta
que te sacaba ´e la cama.
¡Brigadier!... ,una voz llama,
tres últimos a apuntar
¡esos se van a quedar
el sábado sin salida!,
ya estábamos en la vida
jugando al rol de mandar.

Todo era al paso ligero
de la mañana a la noche,
y a cambio de este derroche
el sueño era placentero.
De día era el cuartelero
Toda la cuadra...¡A cuidar!
Y también sin pestañar
el imaginaria observa,
que toda la gente duerma
del Colegio Militar.

Lo mejor de todo el día
era la corneta ‘el  rancho
frejol con pellejo´e chancho
pa’ reponer energía.
El cuerpo así respondía
el estudiar exigente
por eso en cuerpo presente
quiero dejar expresado,
que de todo lo contado
tengo el recuerdo viviente.

Mil gracias tengo que dar
por valores inculcados
a todo el profesorado
del Colegio Militar.
Leoncio Prado, despertar
de Juventud acallada
quedó en nuestra alma grabada:
Disciplina, Moralidad,
Trabajo y Fraternidad
para una vida abnegada.

 
LAS VIRTUDES DE ALADINO
Por: César Huapaya Amado
Poesía ganadora de la medalla de bronce
 
La lámpara hay que venderla
deben comer ¡a limpiarla!
mas, con su madre, al frotarla...
sale otro Efrit color perla.
Es la dicha poseerla
comparte con bondad, tino
lo que da el Efrit divino,
con BadulBudur se casa,
príncipe que el bien traspasa:
las virtudes de Aladino

El magrebín urde engaña
y esa lámpara la obtiene,
a BadulBudur retiene
llevándola a tierra extraña.
Sale Aladino en campaña
con su anillo al mal acosa
pone al malo en polvorosa
retorna a su pueblo amado,
tiene un cántico sagrado
para su dama preciosa.

No termina el cuento asiático
porque falta un primogénito
pareciera un mal congénito
que pone el final dramático.
Persiste el malo antipático
como brujo y ginecólogo
mas era un burdo necrólogo
que cae ante el Rokh su brújula,
me despido con la esdrújula
cual un mágico teólogo.

Tienen dos hijos felices,
reinan y comen perdices.

 
ATARDECER (RECOMPENSA A LA ESPERA)
Por: Luis Marroquín Espejo
Fotografía ganadora de la medalla de oro
 
 
ABUELITA TEMERARIA
Por: Daniel Zea Linares
Fotografía ganadora del 5to. puesto
 
Premiación a los ganadores del primer puesto en la Cat. III, el 25 de Agosto de 2012 en el Reencuentro Leonciopradino




 
 
 
   
 
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